martes, 9 de marzo de 2010

ECONOMÍA: La doctrina del marxismo (Parte XI): La revolución proletaria

* La presente es una exposición sucinta de la teoría marxista para sustentar futuros análisis y críticas al respecto, a los que agradeceré mucho contribuyan los lectores.

Como habíamos visto, de acuerdo al análisis marxista del sistema capitalista, las fuerzas de producción se encuentra en un nivel de desarrollo tal que hacen pensar que las relaciones de producción sufrirán inevitablemente una transformación para efectos de estar acordes con los niveles de desarrollo de las fuerzas productivas. En este sentido la transición al comunismo es un hecho en el cual el proletariado juega un papel fundamental.

La concentración de los capitales en un número de manos cada vez menor y un proletariado cada vez mas conciente de su condición, llevarán a una revolución que conducirá al proletariado a apropiarse del Estado, para de esta manera llevar a cabo la fase del socialismo de Estado o, en la terminología marxista, la dictadura del proletariado. En esta fase histórica el Estado se hará propietario de los medios de producción bajo la dirección del proletariado, desposeyendo a todos los propietarios de los medios de producción, impidiéndoles a estos la disposición sobre sus bienes. “Entre la sociedad capitalista y la comunista está el período de la transformación revolucionaria de una en otra. A él corresponde un período político de transición cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”, escribe Marx en su Crítica al programa de Gotha (1875).

Dicha apropiación del aparato estatal deber darse a través de la revolución violenta como mecanismo idóneo para el logro de los fines de clase. Marx y Engels no se andan con rodeos y declaran francamente en el Manifiesto Comunista: “Los comunistas no tiene por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo puede alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente”.

Durante el periodo de transición del capitalismo al comunismo, la dictadura del proletariado destruye la democracia de los ricos y capitalistas para implantar la democracia de los pobres y el pueblo entero. Restringe los derechos, libertades y privilegios de los explotadores. Luego de haber eliminado a los capitalistas realiza una democracia pacífica, en la que no existe la coacción. A su vez, como detentador de todos los medios de producción, el nuevo Estado remunera ya no por salarios sino por bonos de trabajo, repartiendo entre los trabajadores el producto bruto del trabajo social dado que es a ellos a quienes en verdad les pertenece. 

6 comentarios:

  1. Rápidamente le di una lectura a tu artículo sobre la revolución proletaria y la de la sociedad comunista y pues mi pensamiento sobre aquellas bases son utópicas, pienso que tal y como es hoy el sistema capitalista con cada una de sus instituciones bien enraizadas, será utópico el pensar en la transición a una sociedad comunista.
    Francamente pienso que el hombre acepta su condición de enajenado en el sistema capitalista, puesto que el dinero como célula básica en esta sociedad es la que permite vivir, en todo caso tengo una duda y es sobre el papel del dinero en una sociedad comunista. Marx habla sobre las interacciones entre las relaciones y fuerzas de producción, la teoría del valor trabajo , la tendencia a la baja de la tasa media de ganancias...pero sigo con la duda sobre el papel del dinero en Marx en una posible sociedad comunista....Saludos

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  2. De acuerdo con tu oponión sobre la sociedad comunista: es utópica. Pero no solo eso, también la encuentro inhumana e indeseable porque lo único que hace es sustituir la alienación por el trabajo (explotación capitalista) por la alienación a manos del Estado (totalitarismo socialista)o a manos de la comunidad (utopía comunista). Ello lo sustentaré de modo más extenso en un próximo artículo de crítica al"humanismo" marxista.

    También es evidente que tal como dices "el hombre acepta su condición de enajenado en el sistema capitalista" (basta ver cómo nos liena la pubilicidad, al teconología, la moda, el hambre de dinero, etc) pero no creo que deba ser así. El que el capitalismo haya "vencido" al comunismo luego de la caída del muro de Berlín no implica que sea un sistema ante el cual debemos rendirnos y resignarnos. Sería cometer una falcia del tipo "dos errores hacen un acierto" el creer que porque el socialismo en malo entonces el capitalismo es bueno. El mismo John Maynard Keynes habría dicho que el capitalismo "adecuadamente gestionado, puede convertirse en el sistema más eficiente de todos ... Pero aún así es demasiado cuestionable".

    Aún más, creo que con esta crisis financiera que estamos viviendo se hace patente la necesidad de repensar y reformar todo el sistema desde sus mismas raíces y eso de "reformar hasta las raíces" no es más que un eufemismo de la palabra "revolución". Y sí, creo que es necesaria una revolución en el sistema capitalista. Pero una revolución muy distinta de la socialista que impone un totalitarismo inhumano y reduce al hombre a la categoría de mero "ser social" y "económico". La revolución de la que hablo debe ser una revolución integral en los órdenes económico, político, moral y del amor. Marx sólo tomó en cuenta los dos primeros y calificó a los segundos como meras ilusiones o "superestructuras" nacidas como consecuencia de los diversos modos de producción. El capitalismo, a su vez, tampoco tiene en cuenta ni el amor ni la moral (véase uno de mis artículos anteriores "El mercado como institucionalización de la irresponsabilidad") pues mercantiliza toda nuestra vida convirtiendo al dinero en la "célula básica de nuestra sociedad". La célula básica de la sociedad deben ser la familia y el amor, nunca el dinero. Por ello es que el sistema capitalista me parece más cuestionable aún.

    Sobre lo demás lo responderé y profundizaré en un próximo artículo de crítica al "humanismo" marxista.

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  3. Es cierto, una sociedad debe estar fundada en la moral y el amor, pero como sabemos esas dos palabras están por completo ausentes del sistema capitalista. La sociedad capitalista se funda en la lógica de "quién gana más" y a menores precios desatando una feroz competencia entre los empresarios. Sinceramente una sociedad fundada en el AMOR y en la MORAL, la creo imposible; talvez como leí alguna vez en un libro d Erick Roll lo que Cristo pretendía era reformar por completo la actitud del hombre en la sociedad, osea que practicamente debemos de comenzar de cero. Evidentemente el dinero es la célula básica de nuestra sociedad capitalista, al punto que gracias a ella podemos alcanzar una felicidad sino relativa pero muchas veces también podemos vendernos por el mismo y dejamos de ser personales morales y con amor para pasar a subyugarnos al capricho del dinero.
    Creo, sinceramente que dentro en la sociedad en que vivimos lo único que hay por hacer es acomodarse y a vivir como mejor posible sea, procurando un bienestar personal propio y pues luego pensar en la sociedad como un todo.
    Saludos

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  4. Interesante tu comentario: por un lado dices que "una sociedad debe estar fundada en el amor y la moral" y por otro dices que ello es imposible. Si es imposible amar o actuar éticamente entonces me pregunto en base a qué nos consideramos superiores a los animales. Yo también he leído el comentario de Eric Roll sobre la doctrina de Cristo en su "Historia de las doctrinas económicas" donde dice que el mensaje de Jesucristo en un "llamado universal" a todos los hombres para que desde el fondo de sus corazones actúen de acuerdo con la ley de Dios, la ley del amor, en todos los aspectos de su vida.No soy tan ingenuo como para pensar que las cosas son así, pero tampoco soy de la opinión de que hay que perder toda esperanza en lograr ello algún día. Más bien creo en la moral y el amor (y el mensaje de Cristo) como "ideales reguladores", es decir, aquellos que nunca se harán realidad del todo en nuestra vida o sociedad pero que guían (o deberían guiar) nuestro actuar ya que de no ser asó nos hundiríamos de nuevo en la barbarie. Por ejemplo, uno de mis "ideales reguladores" es el sacar siempre 20 en todos mis exámenes. Obviamente sería muy tonto si creyera que necesariamente va ser así, pero si yo no tuviera ese ideal estudiaría de modo mediocre o simplemente no estudiaría. Lo mismo puede aplicarse a la humanidad: si no trata de vivir de acuerdo al amor y la moral en sus mismos sistemas económicos o políticos necesariamente terminará deshumanizándose.Ello nos lo muestras de sobra las atrocidades del comunismo en la URSS, el holocausto nazi y las escandalosas desigualdades que causa el capitalismo a ultranza en el actual sistema global.
    Además, si bien es cierto que el sistema capitalista nos provee de una "felicidad relativa" también es verdad que nos produce junto con ella una gran infelicidad y alienación pues nos manipula nuestra humanidad con sus dos grandes tentáculos: la tecnología y la publicidad.
    Por otra parte, debo anotar que toda "felicidad relativa" termina convirtiéndose en "infelicidad absoluta" si es que no se orienta hacia la felicidad absoluta y trancesdente del hombre, que es Dios. Justamente ello fue lo que vino a enseñar Cristo. No dijo propiamente que eran malas las riquezas sino que era malo el "amor a las riquezas". Y es que si el hombre pone su corazón en las riquezas termina apoartándolo de aquel para quien en verdad está destinado: Dios.
    Y no sólo eso, Dios nos brinda su amor para que vivamos con amor hacia nuestros hermanos.De allí mi rechazo a tu postura de que sólo "hay que acomodarse y vivir como mejor posible sea" y ya después preocuparse por la sociedad pues si todos los hombres desde que nacemos dependemos unos de otros y vivimos en sociedad, ello implicaría que todos somos también responsables de los demás de tal modo que siempre debemos estar dispuestos a sacrificar en cuento sea necesario nuestro interés propio por el bienestar de nuestros hermanos, he allí el centro mismo de la acción ética. Claro que si uno no siente que los demás hombres son sus hermanos puede vivir sin preocuparse de ellos. Pero es justamente allí donde pongo el enfásis en la iluminación que le da la religión a la ética: debemos preocuparnos unos de otros como si fuéramos hermanos justamente porque tenemos un mismo padre: Dios.

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  5. Leí y revisé tu comentario del tres de abril del 2010, a horas 17:59pm. En verdad, rectifico mi postura por que de acuerdo con mi experiencia desde aquel entonces vivida, hasta el presente actual, es que realmente todos somos uno sólo y venimos de una misma fuente. Cada uno pienso a su manera y eso nos hace diferentes, pero no por eso habrá que experimentar sentimientos encontrados para con el prójimo. Ciertamente yo era incrédulo, no había fé y esperanza en mi corazón. Pero he reflexionado todos y cada uno de los días de mi vida, a partir de estas actitudes insensatas, y comprendo que realmente todos tenemos una misión para la que venimos a este plano terrenal. Solo que nos corresponde a cada uno de nosotros descubrir ese ideal y buscar la felicidad.
    Saludos cordiales.

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  6. Como dice un sabio proverbio: "Cuando un hombre confiesa haberse equivocado lo que en realidad está diciedo es que hoy es más sabio de lo que era ayer". En verdad tu comentario demuestra la verdad de este proverbio. Al reconocer la dimnensión espiritual de la vida, vencer la incredulidad y hallar la esperanza te has hecho mucho más sabio de lo que eras en ese entonces y ello demuestra que eres un hombre muy maduro y con mucho para dar por el mundo. Perservera en la fe, busca la felicidad, entrégate a los demás...¿ese es el verdadero camino! ¿Que es un camino duro? Sí, pero es el camino del Amor y, como decía la Madre Teresa: "Si no quieres sufrir, entonces no ames; pero si no quieres amar, ¿para qué quieres vivir?". Te deseo la mejor de las suertes y estaré orando porque haya más jóvenes como tú que sean valientes y pasen de la incredulidad y vacío hacia la fe y la felicidad.

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