Se publica para los lectores del blog el video
del debate sobre la globalización organizado por el profesor encargado Dante A.
Urbina entre los alumnos del curso de Economía Política Contemporánea (8avo
ciclo) de la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos (Lima – Perú) el martes 23 de
octubre del 2012.
Este
es el link del video: http://youtu.be/utQnjZGwWwQ
Se adjuntan a
continuación las cuestiones planteadas a los grupos
debatientes, invitándose a los lectores a responderlas:
PREGUNTAS
PARA EL GRUPO DE CRÍTICA A LA
GLOBALIZACIÓN
. Imagina
un salón de clases en el que el rango de calificaciones de los alumnos fluctúa
entre 02 y 06. Se implementa entonces un nuevo sistema educativo con un nivel
de exigencia incluso un poco mayor al del primero y el rango de notas pasa
ahora a ser de 04 a
18. Asumiendo una distribución relativamente normal para los dos casos: ¿serías
capaz de afirmar que este nuevo sistema educativo no ha llevado a un mejoramiento
neto del salón? ¿Y no es acaso justamente eso lo que ha sucedido con la
globalización con respecto al tema de la pobreza?
. Según el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) una persona es pobre si gana menos de la mitad del salario
promedio del país en el que vive. Es el concepto de pobreza relativa, y de acuerdo con esa medición la globalización ha
contribuido a aumentar la pobreza. Sin embargo, de acuerdo con los cálculos del
economista del Banco Mundial Surjit Bhalla la pobreza absoluta, es decir, la que experimentan aquellos que viven
con menos de un dólar al día, ha caído de un nivel del 44% en 1980 a un 13% en el 2000
(Surjit Bhalla, Imagine
There’s no Country, Institute for Internacional Economics, 2002).
Dado eso, ¿no te parece que hay algo incoherente con una definición como la del
PNUD que te dice que la pobreza está creciendo al mismo tiempo que todo el
mundo se hace más rico?
. Según
explicaba Henry Martyn en su libro Considerations
upon the East-India Trade (1701) un aserradero era una innovación
tecnológica de su tiempo que permitía que dos personas hagan un trabajo para el
que, sin él, habrían hecho falta treinta personas. Uno bien podía rehusarse a
usar el aserradero y seguir empleando treinta personas, pero ¿no sería un desperdicio
de recursos emplear a veintiocho personas más de las necesarias? Entonces, dado
ese contexto, ¿te hubieras opuesto tú a la implementación del aserradero? o,
para ponerlo en un contexto general, ¿te opondrías al cambio tecnológico? Pero,
¿no es acaso prácticamente lo mismo lo que hacen los antiglobalización cuando
se oponen al libre comercio aduciendo que el abrir las fronteras destruiría
muchos empleos? ¿No sería acaso un desperdicio emplear determinada cantidad de
trabajadores en un país si es que los mismos productos que fabrican pueden
obtenerse (tanto en términos de cantidad como de calidad) en otro país poniendo
a trabajar menos gente?
.
Los
antiglobalización acostumbran aducir, sobretodo en referencia al fenómeno
cultural, que la globalización es mala porque atenta contra ciertas
características de la naturaleza humana. Sin embargo, se olvidan que una de
esas características fundamentales es, como ya había señalado Adam Smith, “la
propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra” (Adam Smith, Investigaciones sobre la naturaleza y causas
de la riqueza de las naciones, Londres, 1776, Libr. I, cap. II). Dado eso,
querer limitar el libre comercio, es decir, el conjunto de transacciones voluntarias entre individuos ¿no sería también atentar contra la naturaleza humana
misma?
. Como ha
observado Thomas Friedman (Ignacio Ramonet vs. Thomas Friedman, “La
globalización: pros, contras, aplausos, críticas”, Envío, nº 218, mayo de 2000) nunca dos países que tuvieran un
McDonald´s han hecho una guerra el uno contra el otro (la única excepción
podría ser, tal vez, la guerra de Kosovo). Por otra parte, de acuerdo con lo
que plantea Samuel Huntington en su obra El
choque de civilizaciones los conflictos del futuro estarán principalmente
determinados por divergencias religioso-culturales, siendo que “el Islam tiene
fronteras sangrientas” (Samuel
P. Huntington, El choque de
civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Ed. Paidós,
Barcelona, 1997, p. 308). En ese contexto, ¿una cierta homogenización
cultural (incluso si es primordialmente occidental) es siempre y necesariamente
mala? ¿no podría contribuir acaso a crear un mundo menos conflictivo?
.
En
referencia al fenómeno comunicacional los antiglobalistas suelen sostener que
la globalización no es más que un proceso de “(norte)americanización” porque
termina imponiendo un patrón de cultura norteamericana (u occidental) en todo
el mundo. Si eso es así ¿cómo se explica el tremendo
éxito y/o popularidad de animes japoneses tales como Pokemón y Dragon Ball,
la industria cinematográfica india “Bollywood”, la comida tailandesa, la
espiritualidad budista y las muchas otras contribuciones de culturas que no son
la estadounidense? ¿No sería acaso más razonable aceptar que la globalización
se constituye como el mejor entorno para propiciar el enriquecimiento cultural
de toda la humanidad?
PREGUNTAS
PARA EL GRUPO DE APOYO A LA
GLOBALIZACIÓN
.
Si
tuvieras que defender el capitalismo en lugar de la globalización ¿cuál de
estos dos métodos te parecería más coherente: el de hacerlo por medio de los
modelos matemáticos como el competencia perfecta o equilibrio general que
abstraen concretas referidas a la información, el riesgo, la incertidumbre, las
externalidades y el poder de mercado, o el de hacerlo por medio del análisis de
las bondades concretas del capitalismo a lo largo de su desarrollo histórico?
Entonces, ¿por qué en la mayor parte de su argumentación han defendido a la
globalización casi en un “vacío geopolítico” como si no hubieran relaciones de
poder específicas? ¿por qué han abstraído todos los elementos que configuran la
forma específica que ha tomado la
globalización a lo largo de su reciente desarrollo, dejando de lado el papel
(no siempre positivo, por decirlo suavemente) del FMI, el Banco Mundial, la
hegemonía político-militar estadounidense y las negociaciones políticas
asimétricas de los tratados multi y bilaterales, por mencionar sólo algunos
aspectos? Al cabo ¿están defendiendo lo que la globalización es o lo que podría
llegar a ser, con lo cual ya no serían “proglobalistas” sino más bien
“altermundistas”? ¿No estarían cometiendo una falacia de la disociación entonces? Y, en todo caso, si eligen ser
“altermundistas” ¿aceptarían que algunas de las críticas del otro lado sí son
sumamente atendibles y pertinentes?
.
¿No
te parece que uno de los efectos casi necesarios de la globalización, al
interconectar las diferentes economías nacionales por medio de la libre
movilidad del capital, es el aumentar la inestabilidad total del sistema sobretodo
en términos de recurrencia, transmisión y contagio de crisis financieras? ¿No
son claro ejemplo de ello las numerosas crisis económico-financieras locales con impacto global que se han dado recientemente como las de México en
1994 (efecto Tequila), Asia en 1997 (efecto Dragón), Rusia en 1998 (efecto
Vodka), Brasil en 1999 (efecto Samba) y Argentina en el 2001 (2001), por no
mencionar la actual, desencadenada básicamente en los Estados Unidos y Europa
pero que está afectando a todo el mundo?
.
Bueno,
ya que nos hemos referido a la actual crisis financiera originada básicamente
–como ya acabamos de decir- en Estados Unidos y Europa nos encontramos con que
ésta también ha afectado muy duramente a
varios de los países más pobres de África (aunque, claro, eso no nos lo cuentan
muy seguido nuestro medios de comunicación “globalizados” y “postmodernos”)
que, evidentemente, no tuvieron nada que ver con el colapso del sistema
financiero. ¿Es eso justo? ¿No es éste acaso uno de los aspectos
sustancialmente negativos de la globalización?
.
Se
podrá objetar que, de todas maneras, los países africanos están mejor con la
globalización que sin ella porque “la globalización ha ayudado a reducir la
pobreza”. Pero en particular eso no parecer ser cierto para África pues, como
reporta Adam Parsons (Adam Parsons, “El final del crecimiento económico”, www.economiasur.com,
27 de abril de 2007), “África Subsahariana ahora cuenta con el 30% de la pobreza extrema del
mundo, comparado con el 19% en 1990, y tan solo el 11% en 1981” , es decir, ¡una
diferencia geométrica de casi 300% en solo tres décadas (décadas que -¡oh
coincidencia!- son las que se corresponden con el auge del proceso
globalizador). La clásica respuesta de los proglobalización es que ello se da
justamente porque el continente africano casi no se ha insertado en la
globalización. Sin embargo, hay varios hechos y datos que contradicen dicha
observación. Por ejemplo, gran parte del territorio agrícola África, por obra y
gracia de las grandes multinacionales, se está destinando para la producción
con fines de agroexportación a los mercados externos. Es decir, hay una
dinámica de libre movilidad del capital y libre comercio. ¿La consecuencia? Que
se ha desatendido terriblemente la demanda interna de modo tal que en la
actualidad este continente tiene que importar el 25% de los alimentos que
consume ¡en un contexto donde aún así las muertes por hambre son algo
corriente! (Cfr. Miguel Giribets, El
saqueo de África: algunas claves para entender lo que pasa, www.rebelion.org,
marzo de 2011).
.
“Sí,
pero el problema no es la globalización sino la ausencia de instituciones
sólidas en ese continente”, se dirá. Claro. ¿Pero no es acaso la dinámica de la
globalización misma, al debilitar el poder de los Estados, la que impide o hace
extremadamente difícil el surgimiento de dichas instituciones? ¿O qué pasaría
con un presidente africano de un país muy rico en recursos que le diga a las
multinacionales “Miren, está bien, puede invertir. Pero no les voy a permitir
usar toda la tierra para sus fines de rentabilidad agroexportadora, primero voy
a procurar que se le de de comer a mi gente”? ¿No sucedería acaso que los
capitales se irían inmediatamente y lo dejarían atado de manos frente a
cualquier iniciativa que quisiera tomar (y eso por no mencionar el caso de un
“golpe de Estado”)?
. Considerando
únicamente tu bienestar individual en términos de riqueza y consumo y asumiendo
que una persona es rica si se encuentra entre el primer 10%
de distribución de ingresos de su país y es pobre si se encuentra en el último
10%: ¿preferirías ser rico en un país pobre o pobre en un país rico? Para
ponértelo más gráficamente ¿preferirías ser un rico de Perú o un pobre de
Estados Unidos? ¿Qué rico en un país pobre? Incorrecto. Cuando ampliamos las
cifras para incluir la totalidad del 10% más rico de un país pobre típico, en
realidad se desciende a niveles de ingresos que
son menores a los de la mayoría de personas pobres en países ricos (Cfr.
Dani Rodrik, La paradoja de la
globalización, Ed. Antoni Bosch, Barcelona, 2011, p. 156). ¿No te parece
curioso eso? ¿Acaso no es una clara evidencia de que algo fundamental de la
economía global de nuestros días es generar disparidades de ingresos que son
mucho mayores entre naciones que dentro de cada nación? ¿Y no estaría eso
relacionado con los modos específicos de inserción de los países en el “libre
comercio” tal como ha argumentado Javier Iguínitz?
. La globalización comunicacional ¿realmente
está contribuyendo al enriquecimiento cultural de la humanidad? ¿no está acaso
contribuyendo a crear una “civilización del espectáculo” como de la que nos
habla nuestro premio Nobel Mario Vargas Llosa (Mario Vargas Llosa, La
civilización del espectáculo, Ed. Alfaguara, Lima, 2012), una
“civilización” en la que la cultura está prácticamente “vaciada de su
contenido” siendo que sólo tiene derecho a ser cultura en cuanto también sea
espectáculo? ¿No es nuestra “marca Perú”, por ejemplo, una clara muestra de
ello?
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