lunes, 22 de febrero de 2010

ECONOMÍA: La doctrina del marxismo (Parte VIII): Explotación capitalista y plusvalía


* La presente es una exposición sucinta de la teoría marxista para sustentar futuros análisis y críticas al respecto, a los que agradeceré mucho contribuyan los lectores.


Viéndose desposeído el obrero se ve obligado a presentarse al mercado para vender su fuerza de trabajo para un tiempo determinado. No tiene otra cosa que ofrecer. El capitalista, en cambio, como propietario de los medios de producción lo posee todo: suelo, máquinas, talleres, materia prima, medios de subsistencia, etc.

Para llevar a cabo la contratación del obrero por parte del capitalista es primero necesario medir el valor de su fuerza de trabajo. Para ello basta referirse a la cantidad de trabajo necesaria para su propia producción, es decir, la cantidad de bienes necesarios para que el obrero pueda cumplir con su trabajo y repetirlo. Así es como queda determinado el salario, de modo que “el precio medio del trabajo asalariado es el salario mínimo, es decir, la suma de los medios de subsistencia de los que tiene necesidad el obrero para seguir vivo como obrero. Por consiguiente, lo que el obrero recibe por su actividad es estrictamente lo que necesita para mantener su mísera existencia y reproducirla” (Karl Marx, “El Capital”, Editors S.A., Barcelona, p.53).

Pero si el capitalista pagase al obrero su fuerza de trabajo al valor que realmente produce, no le quedaría nada de beneficio. Es por ello que no lo entiende así. Piensa que, al comprar la fuerza de trabajo, adquiere también derecho absoluto sobre el trabajador y entonces consume toda su fuerza de trabajo, como si se tratase de una máquina. No limita la jornada a la cantidad de horas que bastan para que el obrero produzca su salario sino que le hace trabajar todo el tiempo posible y el reposo que le concede no es más que el estrictamente necesario para que pueda recuperar sus fuerzas.

Es así como el uso de la fuerza de trabajo no está en relación con su valor. He ahí el origen de la plusvalía: la diferencia entre el coste de la fuerza de trabajo y el valor que ésta puede crear. Es decir, el obrero trabaja diez horas, pero sólo cobra lo producido en dos. De las otras ocho se apodera el capitalista. La plusvalía coincide entonces, con el plus-trabajo, es decir, el trabajo realizado y no pagado al obrero. Marx lo explica de la siguiente manera: “La parte de la jornada de trabajo que traspasa los límites del trabajo necesario no constituye valor alguno para el obrero y forma la plusvalía para el capitalista; llamamos tiempo extra a esa parte de la jornada, y plus-trabajo al trabajo gastado en ella. Si el valor en general es una simple materialización del tiempo de trabajo, la plusvalía es una simple materialización del tiempo de trabajo extra, es plus-trabajo realizado” (Karl Marx, “El Capital”, Editors S.A., Barcelona, p.74).

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