miércoles, 17 de febrero de 2010

ECONOMÍA: La doctrina del marxismo (Parte VI): Rechazo a la religión*


* La presente es una exposición sucinta de la teoría marxista para sustentar futuros análisis y críticas al respecto, a los que agradeceré mucho contribuyan los lectores.


“Yo quiero vengarme de aquel que reina por encima de nosotros (...) Yo lanzaré mi guante a la faz del mundo y me esforzaré por hundir a ese gigante pigmeo”. Estas palabras lanzadas contra Dios pertenecen al joven Marx en sus años de Universidad. Marx tomó de Feuerbach el materialismo y el ateísmo. Al igual que él, sostenía que la negación de Dios era indispensable para la construcción de un verdadero humanismo, puesto que Dios no era más que un ser ilusorio, fruto de la alineación del hombre.

De este modo fundamenta su crítica a la religión: es el hombre el que hace la religión y no la religión la que hace al hombre. Ésta no es más que la realización fantástica del hombre alienado, constituyéndose como una “alienación de segundo grado” consecuencia de la alineación económica. En palabras de Marx:

“La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación sin espíritu. La religión es el opio del pueblo” (Karl Marx, Crítica a la filosofía del derecho de Hegel, introducción).

La religión es efecto de la estructura social injusta y al mismo tiempo la causa que refuerza esa injusticia, sacralizando los valores del servicio, sacrificio, humildad y paciencia en el “valle de lágrimas” del mundo. En cuanto “opio del pueblo” la religión lo adormece y lo hace soñar con un ilusorio más allá, distrayéndolo de la miseria real que vive en el más acá e imposibilitando la transformación de su realidad, lo cual sólo será posible si es que aúna sus fuerzas y revoluciona la estructura social del mundo real. Así “la abolición de la religión como felicidad ilusoria del pueblo, es la exigencia para su felicidad real” (Karl Marx, Crítica a la filosofía del derecho de Hegel, introducción). En consecuencia, la religión ha de ser totalmente eliminada de la sociedad comunista, ya que su único papel es consagrar la opresión y explotación y en la sociedad comunista el hombre es libre. Sólo ahogando las manifestaciones de la religión se completa la liberación del hombre, pues se lo libera de las cadenas a las que se ve atado por esta visión deformada del mundo y las cosas.

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